Investigadores australianos han descubierto cómo solucionar un defecto que causa el lupus y esperan que su descubrimiento, el primero en el mundo, ofrezca un tratamiento eficaz a largo plazo.
Publicado en Nature Communications, el estudio dirigido por la Universidad de Monash encontró una manera de reprogramar las células defectuosas de pacientes con lupus con moléculas protectoras de personas sanas.
Utilizando células humanas, el nuevo tratamiento restaura el lado protector del sistema inmunológico que previene la autoinmunidad, que es cuando el sistema inmunológico ataca a sus propias células. Los hallazgos se relacionan con la enfermedad autoinmune lupus, una enfermedad debilitante sin cura y con tratamientos limitados.
Pero los investigadores esperan que este nuevo método, desarrollado en tubos de ensayo y probado en modelos preclínicos, también pueda desarrollarse para otras enfermedades autoinmunes como la diabetes, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple.
Todos los seres humanos tenemos proteínas que el sistema inmunológico podría atacar, pero esto no sucede en personas sanas debido a células especiales llamadas «células T reguladoras» o «T-regs» que protegen de las enfermedades autoinmunes. Estos faltan en personas que desarrollan lupus y otras enfermedades autoinmunes.
El coautor principal, el profesor asociado Joshua Ooi, que dirige el Grupo de Terapias Reguladoras de Células T de la Universidad de Monash con sede en Monash Health, dijo que el efecto terapéutico se logró identificando moléculas protectoras específicas de personas sanas y reprogramando T-regs ineficaces de pacientes con lupus para restaurar su capacidad de desactivar respuestas inmunes no deseadas.
Aproximadamente uno de cada 1.000 australianos tiene lupus y las tasas son más altas en las comunidades de las Primeras Naciones. Nueve de cada 10 personas con lupus son mujeres y la mayoría lo desarrolla entre los 15 y los 45 años.
El coautor principal, el profesor Eric Morand, decano de la Subfacultad de Medicina Clínica y Molecular de la Universidad de Monash y fundador de la Clínica de Lupus Monash, describió la eficacia del tratamiento como «profunda» y «revolucionaria».